CAMBIO CLIMATICO
De acuerdo a los científicos que han analizado este
fenómeno, cada vez tendremos climas más extremosos y fenómenos climáticos más
intensos. En general, los veranos serán más cálidos y los patrones de las
lluvias se modificarán, dando lugar a lluvias más intensas en algunas partes y
lluvias menos frecuentes en otras, aumentando así las sequías.
Los estudiosos del fenómeno han concluido que el cambio
climático es producto, principalmente, de la actividad humana. El uso intensivo
de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gasolinas, diesel, gas natural y los
combustibles derivados del petróleo) y la quema y pérdida de bosques son dos de
las principales fuentes de este problema.
También se teme que las capas de hielo que actualmente
permanecen en las partes más frías del planeta (en los polos y en las montañas
más altas) se vayan derritiendo, lo que aumentará el nivel medio del mar,
inundando permanentemente amplias zonas costeras.
Es muy fácil advertir que las consecuencias previstas del
cambio climático afectarán nuestro ambiente inmediato y, por consiguiente, la
manera en que todos vivimos en nuestro planeta.
Fuente:
El cambio climático global es la mayor amenaza que
enfrenta la vida tal y como hoy la conocemos porque eleva la temperatura
promedio del planeta. Por pequeña que sea, la variación de temperatura afecta
el ciclo del agua, altera la frecuencia de los fenómenos climatológicos
normales y hace más catastróficos los desastres naturales; a su vez, esto daña
comunidades, cultivos y ecosistemas rompiendo el equilibrio ecológico en el
cual se sustenta la vida actual en la Tierra.
El cambio
climático está afectando a todo el planeta, provocando cientos de miles de
víctimas cada año e impactando diversas actividades económicas. Se trata de un
fenómeno tan complejo que sus causas e impactos están relacionadas con todos
los ecosistemas y con diversos ámbitos de la actividad humana: los océanos y
los ecosistemas marinos; los bosques y la rica biodiversidad que albergan; las
formas en que producimos nuestros alimentos (agricultura y ganadería); el agua
dulce; las formas de producir, distribuir y consumir la energía, por mencionar
algunos.
Aunque el cambio
climático es un proceso normal en nuestro planeta, el problema es que se ha
incrementado rápidamente por la acumulación en la atmósfera de gases de efecto
invernadero (GEI), emitidos por actividades humanas.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)1
ha indicado que no hay duda alguna de que los incrementos en la temperatura
global del planeta tienen su origen en actividades antropogénicas,
particularmente en aquellas relacionadas con la combustión de los energéticos
fósiles y con la deforestación, así como en aquellos procesos que consumen
energía donde se emiten enormes cantidades de bióxido de carbono, uno de los
principales gases de efecto invernadero.
El presente informe desglosa cada una de estas cuestiones
centrándose en cuatro grandes capítulos: la ciencia del clima, el cambio
climático en México, la vulnerabilidad del país y las soluciones para salvar al
planeta de un incremento peligroso de la temperatura.
En la introducción
se abordan los datos básicos sobre el fenómeno del cambio climático así como
los principales cambios que ya se están observando globalmente. Los más
recientes descubrimientos científicos muestran cómo el cambio climático se está
produciendo de forma mucho más acelerada de lo previsto por los expertos de
Naciones Unidas (ONU) en su Cuarto Informe de Evaluación sobre el cambio
climático, de 2007, y cómo sus efectos están presentes ya en todo el mundo.
México no es una
excepción. Su situación geográfica, condiciones climáticas, orográficas e
hidrológicas, entre otros factores, contribuyen a que el país sea una de las zonas
más vulnerables del mundo por el cambio climático, ubicando a este fenómeno
como un asunto de seguridad mundial.
Hoy en día ya se
dan cita en nuestro territorio gran variedad de alteraciones provocadas por
este fenómeno que, en muchos casos, no son más que el inicio de una tendencia
de impactos que se verán exacerbados a lo largo del siglo si no adoptamos las
medidas necesarias.
Por esta razón, el
segundo capítulo de este documento se refiere a los impactos del cambio
climático en México. En él se exponen las manifestaciones generales más
significativas de este fenómeno en nuestro país como el aumento de la
temperatura, la disminución de los recursos hídricos y la mayor frecuencia de
fenómenos climáticos extremos, pérdida de biodiversidad, cambios en la
agricultura y la cobertura vegetal del territorio, las amenazas a los
ecosistemas marinos, efectos sociales como la migración y los daños a la salud,
entre otros.
En este capítulo se muestran mediante imágenes y
testimonios, los efectos que el cambio climático ya está produciendo en algunos
sectores productivos, ecosistemas y poblaciones de nuestro país.
La
ciencia del clima
Hace 30 años la mayoría de los climatólogos eran
escépticos acerca de la naturaleza antropogénica del cambio climático. Hoy en
día, la inmensa mayoría de ellos reconoce una evidente huella humana en el
intenso cambio climático ocurrido en los últimos cincuenta años (Martín Vide,
2007-B).}
El ser humano
impacta poderosamente en el medio. La actividad humana emite actualmente a la
atmósfera más de 26 mil millones de toneladas anuales de CO2 , el gas de efecto
invernadero (GEI) más importante. Este gas permanece en la atmósfera alrededor
de un siglo antes de ser absorbido por los océanos y por los ecosistemas
terrestres.
Dada la larga vida
atmosférica de este gas y el aumento de las emisiones de CO2 derivadas de la
actividad humana, se ha producido un incremento de su concentración en la
atmósfera: la tasa actual de aumento de concentración es de entre una y dos
partes por millón (ppm) al año. La concentración atmosférica preindustrial del
gas de entre 250 y 280 ppm ha aumentado hasta más de 380 ppm: una cifra
superior a cualquier otra época de los últimos 650 mil años (EPICA, 2004).
Investigaciones recientes concluyen que la concentración actual supera,
incluso, la de los últimos 800 mil años (Luthi, 2008).
Además, el aumento
de la concentración del CO2 en la atmósfera (que ha ascendido alrededor de un
30 por ciento) se ha producido en los dos últimos siglos.
Un 75 por ciento
de las emisiones antropógenas de CO2 proviene de la quema de combustibles
fósiles, sobre todo para la producción de energía y para el transporte (el
resto se debe principalmente a la deforestación). Es interesante exponer que el
proceso de formación del petróleo fue uno de los factores que permitió a la
naturaleza fijar CO2 en el subsuelo y reducir su concentración en la atmósfera,
que hace unos 300 millones de años era en torno a las 1,500 ppm. Así, es fácil
comprender las consecuencias que pueden derivarse de que la humanidad esté
actuando en sentido inverso al de la naturaleza y, además, sobre una escala
temporal mucho más reducida.
El efecto invernadero
Es conocido por
todos que los GEI alteran el equilibrio energético del sistema climático lo que
provoca un calentamiento global neto del planeta. Pero, ¿cómo actúa este
fenómeno? Los GEI desempeñan en la atmósfera el mismo papel que el cristal de
un coche en un día de sol o la cobertura de un invernadero (ver gráfico 1.1).
Estos gases están formados por moléculas polares que absorben los rayos
infrarrojos termal izados en la superficie de la Tierra y en la propia
atmósfera. Existen muchos tipos de GEI, como por ejemplo el metano (CH4 ), el
gas de la risa (N2 O), los gases industriales sintéticos fluorados (CFC, HFC,
PFC, SF6 , etc.) y el propio ozono (O3 ).
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