martes, 19 de mayo de 2015

CAMBIO CLIMATICO
De acuerdo a los científicos que han analizado este fenómeno, cada vez tendremos climas más extremosos y fenómenos climáticos más intensos. En general, los veranos serán más cálidos y los patrones de las lluvias se modificarán, dando lugar a lluvias más intensas en algunas partes y lluvias menos frecuentes en otras, aumentando así las sequías.
Los estudiosos del fenómeno han concluido que el cambio climático es producto, principalmente, de la actividad humana. El uso intensivo de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gasolinas, diesel, gas natural y los combustibles derivados del petróleo) y la quema y pérdida de bosques son dos de las principales fuentes de este problema.
También se teme que las capas de hielo que actualmente permanecen en las partes más frías del planeta (en los polos y en las montañas más altas) se vayan derritiendo, lo que aumentará el nivel medio del mar, inundando permanentemente amplias zonas costeras.
Es muy fácil advertir que las consecuencias previstas del cambio climático afectarán nuestro ambiente inmediato y, por consiguiente, la manera en que todos vivimos en nuestro planeta.

Fuente:

El cambio climático global es la mayor amenaza que enfrenta la vida tal y como hoy la conocemos porque eleva la temperatura promedio del planeta. Por pequeña que sea, la variación de temperatura afecta el ciclo del agua, altera la frecuencia de los fenómenos climatológicos normales y hace más catastróficos los desastres naturales; a su vez, esto daña comunidades, cultivos y ecosistemas rompiendo el equilibrio ecológico en el cual se sustenta la vida actual en la Tierra.

 El cambio climático está afectando a todo el planeta, provocando cientos de miles de víctimas cada año e impactando diversas actividades económicas. Se trata de un fenómeno tan complejo que sus causas e impactos están relacionadas con todos los ecosistemas y con diversos ámbitos de la actividad humana: los océanos y los ecosistemas marinos; los bosques y la rica biodiversidad que albergan; las formas en que producimos nuestros alimentos (agricultura y ganadería); el agua dulce; las formas de producir, distribuir y consumir la energía, por mencionar algunos.

 Aunque el cambio climático es un proceso normal en nuestro planeta, el problema es que se ha incrementado rápidamente por la acumulación en la atmósfera de gases de efecto invernadero (GEI), emitidos por actividades humanas.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)1 ha indicado que no hay duda alguna de que los incrementos en la temperatura global del planeta tienen su origen en actividades antropogénicas, particularmente en aquellas relacionadas con la combustión de los energéticos fósiles y con la deforestación, así como en aquellos procesos que consumen energía donde se emiten enormes cantidades de bióxido de carbono, uno de los principales gases de efecto invernadero.
El presente informe desglosa cada una de estas cuestiones centrándose en cuatro grandes capítulos: la ciencia del clima, el cambio climático en México, la vulnerabilidad del país y las soluciones para salvar al planeta de un incremento peligroso de la temperatura.

 En la introducción se abordan los datos básicos sobre el fenómeno del cambio climático así como los principales cambios que ya se están observando globalmente. Los más recientes descubrimientos científicos muestran cómo el cambio climático se está produciendo de forma mucho más acelerada de lo previsto por los expertos de Naciones Unidas (ONU) en su Cuarto Informe de Evaluación sobre el cambio climático, de 2007, y cómo sus efectos están presentes ya en todo el mundo.
 México no es una excepción. Su situación geográfica, condiciones climáticas, orográficas e hidrológicas, entre otros factores, contribuyen a que el país sea una de las zonas más vulnerables del mundo por el cambio climático, ubicando a este fenómeno como un asunto de seguridad mundial.

 Hoy en día ya se dan cita en nuestro territorio gran variedad de alteraciones provocadas por este fenómeno que, en muchos casos, no son más que el inicio de una tendencia de impactos que se verán exacerbados a lo largo del siglo si no adoptamos las medidas necesarias.
 Por esta razón, el segundo capítulo de este documento se refiere a los impactos del cambio climático en México. En él se exponen las manifestaciones generales más significativas de este fenómeno en nuestro país como el aumento de la temperatura, la disminución de los recursos hídricos y la mayor frecuencia de fenómenos climáticos extremos, pérdida de biodiversidad, cambios en la agricultura y la cobertura vegetal del territorio, las amenazas a los ecosistemas marinos, efectos sociales como la migración y los daños a la salud, entre otros.
En este capítulo se muestran mediante imágenes y testimonios, los efectos que el cambio climático ya está produciendo en algunos sectores productivos, ecosistemas y poblaciones de nuestro país.

La ciencia del clima
Hace 30 años la mayoría de los climatólogos eran escépticos acerca de la naturaleza antropogénica del cambio climático. Hoy en día, la inmensa mayoría de ellos reconoce una evidente huella humana en el intenso cambio climático ocurrido en los últimos cincuenta años (Martín Vide, 2007-B).}
 El ser humano impacta poderosamente en el medio. La actividad humana emite actualmente a la atmósfera más de 26 mil millones de toneladas anuales de CO2 , el gas de efecto invernadero (GEI) más importante. Este gas permanece en la atmósfera alrededor de un siglo antes de ser absorbido por los océanos y por los ecosistemas terrestres.

 Dada la larga vida atmosférica de este gas y el aumento de las emisiones de CO2 derivadas de la actividad humana, se ha producido un incremento de su concentración en la atmósfera: la tasa actual de aumento de concentración es de entre una y dos partes por millón (ppm) al año. La concentración atmosférica preindustrial del gas de entre 250 y 280 ppm ha aumentado hasta más de 380 ppm: una cifra superior a cualquier otra época de los últimos 650 mil años (EPICA, 2004). Investigaciones recientes concluyen que la concentración actual supera, incluso, la de los últimos 800 mil años (Luthi, 2008).
 Además, el aumento de la concentración del CO2 en la atmósfera (que ha ascendido alrededor de un 30 por ciento) se ha producido en los dos últimos siglos.
 Un 75 por ciento de las emisiones antropógenas de CO2 proviene de la quema de combustibles fósiles, sobre todo para la producción de energía y para el transporte (el resto se debe principalmente a la deforestación). Es interesante exponer que el proceso de formación del petróleo fue uno de los factores que permitió a la naturaleza fijar CO2 en el subsuelo y reducir su concentración en la atmósfera, que hace unos 300 millones de años era en torno a las 1,500 ppm. Así, es fácil comprender las consecuencias que pueden derivarse de que la humanidad esté actuando en sentido inverso al de la naturaleza y, además, sobre una escala temporal mucho más reducida.

El efecto invernadero
 Es conocido por todos que los GEI alteran el equilibrio energético del sistema climático lo que provoca un calentamiento global neto del planeta. Pero, ¿cómo actúa este fenómeno? Los GEI desempeñan en la atmósfera el mismo papel que el cristal de un coche en un día de sol o la cobertura de un invernadero (ver gráfico 1.1). Estos gases están formados por moléculas polares que absorben los rayos infrarrojos termal izados en la superficie de la Tierra y en la propia atmósfera. Existen muchos tipos de GEI, como por ejemplo el metano (CH4 ), el gas de la risa (N2 O), los gases industriales sintéticos fluorados (CFC, HFC, PFC, SF6 , etc.) y el propio ozono (O3 ).


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